jueves, 4 de noviembre de 2010

CUESTIONAN LOS CHAMPUS ANTICAIDA

Al igual que existe una ley que regula el etiquetado y la publicidad de las propiedades saludables de los alimentos, el doctor Juan Ferrando, médico consultor del servicio de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona, ha pedido que se regule la publicidad de los champús 'anticaída' al considerar que podría ser "engañosa" ya que, ha añadido, "es mentira que estos productos retrasen la caída del cabello".

"En el mercado hay champús buenos o muy buenos, están perfectamente probados para grasa, caspa, acondicionados, más volumen o menos, pero es mentira que haya anticaída. Un producto que se aplica durante dos o tres minutos en el cuero cabelludo actúa en superficie (caspa, grasa) pero no puede llegar a la raíz que está a 4 o 5 mm de la superficie cutánea", señala, al tiempo que ha pedido "una regulación en los anuncios de estos productos, que deben estar testados y con estudios que los avalen".

"La estadística muestra que, aproximadamente, a los 20 años el 20 por ciento de los varones tiene tendencia a la calvicie común, a los 30 años el 30 por ciento, y así sigue más o menos la proporción", y se refiere a alopecia común a aquella que sufren "todos los hombres que en mayor o menor grado" y que se desarrolla con entradas y, en ocasiones, coronilla; mientras que en las mujeres, "aunque con menor frecuencia", se observa una perdida difusa parietal.

"Este proceso roza la frontera de la normalidad, pero si eso es exagerado, es precoz y tiene antecedente familiar eso ya no es normal", ha explicado a Europa Press.

En este caso se trata de una alopecia androgenética en la que hay un patrón de hereditario dominante, y, en este caso, "se confirma el dicho de que de padres calvos hijos clavitos", ha recordado.

En este contexto está apareciendo un grupo de pacientes que están desarrollado lo que denomina 'alopexia mental' , es decir es decir "una especie de anorexia de pelo", sobre todo entre la gente joven que teme heredar la calvicie de algún familiar.
Fuente: SEME

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